San Jerónimo en su estudio, Antonio da Fabriano
Día 25
Junio: Obediencia
Cuidado con examinar y juzgar las órdenes de los Superiores, y considerar por qué se ordenó tal cosa, o si otro curso de acción habría sido mejor. Todo esto no le corresponde al súbdito, sino al Superior. -San Jerónimo
Un día muy caluroso de verano, San Juan Berchmans salió tres o cuatro veces habiendo sido asignado por el Superior como acompañante de varios Hermanos sucesivamente. Su compañero de cuarto, sintiéndose apenado por su evidente sufrimiento, le aconsejó que usara un poco más de discreción y prudencia, ya que de lo contrario el intenso calor seguramente lo enfermaría. Pero él respondió con mucha gentileza: "Hermano, debo dejar la prudencia a quien me da las órdenes. No estoy obligado a nada más que a la obediencia."
Cuando el Obispo de Capri iba a celebrar la Misa una mañana en el convento de la venerable Madre Serafina, le envió un mensaje diciendo que no deseaba dar la Comunión a las monjas en la rejilla habitual, sino en el altar, y que por lo tanto todas debían ir a la iglesia. La sierva de Dios estaba entonces en su celda y, sin detenerse a considerar lo dolorosa que era tal orden por la gran irregularidad que implicaba, se arrodilló ante su crucifijo y besó el suelo; luego, levantándose, besó los pies del Señor, diciendo cariñosamente: "Él fue obediente hasta la muerte." Sin más demora, dejó su celda y fue a rogar a sus Hermanas que obedecieran la orden del Prelado. Después de recibir la Sagrada Comunión, todas fueron al coro a dar gracias. Allí la Madre tuvo un éxtasis, en el cual Nuestro Señor le dijo cuánto se había complacido con este acto de obediencia. Ella se lo contó a sus compañeras cuando estaban reunidas en la recreación general. Pero cuando algunas insistieron en la repugnancia que habían sentido, ella dijo: "Para mí, el Señor me dio esta mañana una gran recompensa por mi obediencia ciega; y aunque la acción en sí misma puede que no haya sido buena, ciertamente la obediencia lo fue."