Día 3

Noviembre: Caridad

"¡Ay! ¡No tenemos tanto amor como necesitamos! Quiero decir que se requeriría una cantidad infinita para tener suficiente amor para amar a nuestro Dios según lo que le es debido; y, sin embargo, miserablemente, lo desperdiciamos pródigamente en objetos viles e indignos, como si tuviéramos un exceso." - San Francisco de Sales.

Este buen Santo no soportaba que quedara algún afecto en su corazón por algo más. Una vez dijo: "Verdaderamente, si supiera que hay un solo hilo de afecto en mi alma que no es de Dios ni para Dios, lo cortaría instantáneamente. Preferiría ser nada antes que no pertenecer completamente a Dios sin excepción alguna."

San Felipe Neri, ardiendo con estas llamas de amor, a menudo exclamaba: "¿Cómo es posible que alguien que cree en Dios pueda amar algo más que a Él?" y luego, dirigiendo a Dios una queja amorosa, exclamaba: "¡Oh Señor! dado que eres tan amable y me has ordenado amarte, ¿por qué me diste un solo corazón y tan pequeño?"

San Agustín, para animar a su alma a centrar todo su amor en Dios, empleaba incentivos como estos: "¿Qué puede complacerte en este mundo, oh alma mía, o qué puede ganar tu amor? Dondequiera que mires, solo ves el Cielo y la tierra. Si en ambos encuentras lo que merece alabanza y amor, ¿cuánta alabanza y amor merecerá Él que ha hecho estas cosas que alabas y amas? Oh alma mía, hasta este momento has estado ocupada y agitada por muchos y variados deseos, que han atrapado tu corazón y lo han dividido entre muchos amores, dejándote siempre perturbada y nunca segura. Reúnete ahora un poco y pregunta a esas cosas que te complacen quién es su Creador; y ya que admiras la forma, ama a su Hacedor, y no te pierdas en lo que está hecho, de manera que olvides a Quien lo hizo. De hecho, verdaderamente, mi Dios, eres digno de ser reverenciado y amado por encima de todo en la tierra o en el Cielo. Más bien, todas las cosas transitorias no merecen ser amadas en absoluto, no vaya a ser que perdamos Tu amor."