Día 2
Noviembre: Caridad
Cuando alguien ha logrado poner su corazón completamente en Dios, pierde su afecto por todas las demás cosas, ya no encuentra consuelo en nada ni se aferra a nada excepto a Dios, olvidando su propio honor y cualquier interés propio." - Santa Teresa
"Mientras haya alguna cosa creada que pueda darme consuelo y deleite", dice San Bernardo, "no me atrevo a decir que el amor de Dios arde con fervor en mi corazón."
La Santa Reina Ester, en medio de su pompa y esplendor regio, podía decir: "Oh Señor, sabes bien que nunca me he deleitado en la dignidad y los atuendos reales, ni en los banquetes del rey, ni en nada he encontrado consuelo hasta este día, excepto en Ti, mi Señor y Dios."
Santa Catalina de Génova, después de ser herida por la flecha del amor divino, a menudo exclamaba: "¡No más mundo, no más placeres!" Y si hubiera sido dueña de mil mundos, los habría arrojado todos, para darle todo su corazón a Dios.
San Ignacio de Loyola llegó tan lejos como para haber perdido todo apego a cualquier cosa que no fuera Dios, y no tenía en su corazón más que complacerlo y ganar Su amor. Dijo un día que si Dios le diera la elección de ir directamente al Paraíso en ese momento, o permanecer más tiempo en el mundo para servirlo y promover Su Reino, incluso con la incertidumbre de su propia salvación, elegiría la última alternativa.