Venerable Serafina De Dios, Desconocido

Día 6

Enero: Perfección

La perfección consiste en una sola cosa, que es hacer la voluntad de Dios. Porque, según las palabras de Nuestro Señor, basta con negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguirlo para alcanzar la perfección. Ahora bien, ¿quién se niega a sí mismo, toma su cruz y sigue a Cristo mejor que aquel que no busca hacer su propia voluntad, sino siempre la de Dios? ¡Observad ahora cuánto se necesita para convertirse en un Santo! Nada más que adquirir el hábito de querer, en cada ocasión, lo que Dios quiere. - San Vicente de Paúl

Más que en cualquier otra cosa, el Santo citado mostró la pureza y solidez de su virtud al siempre buscar y obedecer la voluntad de Dios. Este fue el gran principio sobre el cual se fundaron todas sus resoluciones, y mediante el cual las llevó fiel y firmemente a la práctica, pisoteando sus propios intereses y prefiriendo la Voluntad Divina y la gloria y servicio de Dios a cualquier otra cosa, sin excepción.

El Señor dijo de David que era un hombre según Su propio corazón, y la base de tan alto elogio se encuentra en estas palabras: "porque en todas las cosas hará Mi voluntad".

Santa María Magdalena de' Pazzi estaba tan unida a esta práctica que a menudo decía que nunca decidiría sobre nada, por trivial que fuera, como ir de una habitación a otra, si no creía que estaba en conformidad con la Voluntad Divina, y no omitiría hacer nada que creyera en conformidad con ella. Y añadía que si le viniera a la mente mientras estaba en medio de una acción que dicho acto era contrario a la voluntad de Dios, lo abandonaría en el acto, aunque hacerlo pudiera costarle la vida.

Tauler cuenta acerca de un hombre santo y sabio que, cuando sus amigos le rogaron en su lecho de muerte que les dejara algún buen precepto, dijo: "La suma y sustancia de toda instrucción es aceptar todo lo que viene como de la mano de Dios y no desear nada diferente, sino hacer en todas las cosas Su Voluntad Divina".

La Venerable Serafina de Dios tenía un amor tan grande por la Voluntad Divina que a menudo suplicaba a su director que se la manifestara, diciendo: "Aconséjame, Padre, en lo que debo hacer, y no permitas que haga nada por mí misma, para complacer la Divina Majestad. Porque ver a Dios aunque sea un poco disgustado sería peor que la pérdida de mil mundos". Un día sintió un deseo tan grande de no hacer nada según su propia voluntad, sino solo según la de Dios, que con el consentimiento de su director hizo un voto en ese sentido.

Un Mercedario