San Lorenzo Justiniano, Pordenone
Día 23
Enero: Perfección
Cuando todo va realmente bien para alguien, siente en sí mismo un deseo continuo de avanzar; y cuanto más crece en perfección, más crece este deseo. Dado que su luz aumenta cada día, siempre le parece que no tiene virtud alguna y no está haciendo ningún bien; o si acaso ve que tiene y está haciendo algo bueno, aún le parece muy imperfecto y le resta importancia. Y así sucede que siempre sigue esforzándose por la adquisición de la virtud sin cansarse nunca. - San Lorenzo Justiniano
San Fulgencio estaba tan enamorado de la perfección que cualquier cosa que hiciera hacia ella siempre le parecía poco, y siempre deseaba hacerlo mejor.
San Vicente de Paúl veía cada día más de sus propias faltas, sin embargo, aplicaba constantemente todo su celo para enmendarse y perfeccionarse.
San Ignacio comparaba constantemente un día con otro, y la ganancia en un día con la ganancia en otro. Así avanzaba diariamente y mantenía un deseo constante de avanzar aún más, para alcanzar la cima de la perfección a la que Dios lo llamaba.
Santiago, el Apóstol, recibió grandes elogios porque seguía avanzando diariamente en el servicio divino.
Un Mercedario