San Francisco de Sales, Desconocido
Día 15
Enero: Perfección
Encuentro dos errores comunes entre las personas espirituales. Uno es que suelen medir su devoción por las consolaciones y satisfacciones que experimentan en el camino de Dios, de modo que si estas faltan, piensan que han perdido toda devoción. No, esto no es más que una devoción sensible. La devoción verdadera y sustancial no consiste en estas cosas, sino en tener una voluntad resuelta, activa, lista y constante para no ofender a Dios y para realizar todo lo que pertenece a Su servicio. El otro error es que si alguna vez hacen algo con repugnancia y cansancio, creen que no tienen mérito en ello. Por el contrario, hay entonces un mérito mucho mayor; de modo que una sola onza de bien hecho así, mediante un esfuerzo espiritual puro, en medio de la oscuridad y la apatía y sin interés, vale más que cien libras hechas con gran facilidad y dulzura, ya que lo primero requiere un amor más fuerte y puro. Y por muy árida y repugnante que sea la parte sensible de nuestra alma, nunca debemos perder el valor, sino seguir nuestro camino como los viajeros tratan el ladrido de los perros. - San Francisco de Sales
Una matrona piadosa deseando saber qué clase de almas era más aceptable para el Señor, Él complació su deseo con la siguiente visión. Una mañana, estaba escuchando Misa cuando, después de la Elevación, vio a Jesús en forma de un Niño encantador, que comenzó a caminar alrededor del altar. Luego descendió a un lugar donde tres monjas devotas estaban arrodilladas a sus pies. Tomó a una de ellas de la mano y le dio muchas caricias. Luego, acercándose a la segunda, levantó su velo y le dio un ligero golpe en la mejilla, y la dejó como si estuviera enojado; pero pronto regresó y, al encontrarla afligida y afligida, se dedicó a consolarla con mil ternuras. Finalmente, se acercó a la tercera y, con una apariencia de gran ira, la tomó del brazo y la apartó del altar, golpeándola y incluso arrancándole el cabello, mientras ella soportaba todo con gran calma, humillándose y bendiciendo a Dios. Luego Jesús, dirigiéndose a la matrona, dijo: "Debes saber que la primera es débil en virtud y muy cambiante; por lo tanto, para confirmarla en el buen camino, me muestro completamente amable y amigable; de lo contrario, lo abandonaría. La segunda es más perfecta, pero necesita experimentar, de vez en cuando, alguna dulzura espiritual. Pero la tercera es tan firme y constante en Mi servicio, que, pase lo que pase, no permitirá que la aparten de él, y ella es Mi más amada".
San Felipe Neri, con el fin de salvar a sus penitentes del primer error, solía decirles que en la vida espiritual hay tres grados. El primero, llamado animal, incluye a aquellos que siguen la devoción sensible que Dios suele dar a los principiantes, para que, atraídos por este deleite como los animales por los objetos sensibles, se entreguen a la vida espiritual. El segundo, llamado la vida del hombre, es liderado por aquellos que, sin consolación sensible, luchan por la virtud contra sus propias pasiones, que es la verdadera característica del hombre. El tercero se llama la vida angélica. Aquellos que han llegado a él, después de largas luchas para someter sus propias pasiones, reciben de Dios una vida tranquila y serena y, como si fuera, angélica incluso en este mundo. Y si alguien persevera en el segundo grado, Dios no dejará de elevarlo al tercero en Su propio tiempo.
Un Mercedario