Día 12

Enero: Perfección

Desearía poder persuadir a las personas espirituales de que el camino de la perfección no consiste en muchos dispositivos ni en muchas cavilaciones, sino en negarse completamente a sí mismos y entregarse a sufrir todo por amor a Cristo. Y si hay fracaso en este ejercicio, todos los demás métodos de avanzar en el camino espiritual son simplemente rodeos y trivialidades sin provecho, aunque la persona tenga una contemplación muy elevada y comunicación con Dios. - San Juan de la Cruz

Casiano escribió sobre el Abad Pafnutio que el camino por el cual alcanzó tan gran santidad fue el de mortificarse constantemente; y de esta manera extinguió en sí mismo todos los vicios y perfeccionó en sí mismo todas las virtudes.

El Padre Balthasar Álvarez practicaba la mortificación continua y la negación de sí mismo en todo lo que la naturaleza deseaba, no solo en cosas grandes sino también en pequeñas; y así llegó a una gran perfección.

La Beata Ángela de Foligno, en éxtasis, vio al Señor otorgando marcas de amor a algunos de Sus siervos, pero a uno más, a otro menos. Deseando entender la causa de esta diferencia, se acercó para preguntarle a Nuestro Señor, quien respondió así: 'Invito a todos a Mí, pero no todos están dispuestos a venir, porque el camino está entrelazado con espinas. A todos los que vienen, les ofrezco Mi pan para comer y Mi copa para beber. Pero Mi alimento no es agradable al sentido, y Mi copa está llena de amargura, de modo que no todos desean saciarse con esos trabajos que fueron Mi alimento mientras estaba en el mundo. Pero aquellos que son más constantes en acompañarme, ciertamente son Mis más queridos y favorecidos'. Cuando la Santa oyó esto, fue llenada de un deseo tan grande de sufrir y negarse a sí misma en todas las formas que cuando más tarde se le presentaron muchas dificultades por parte de su comunidad religiosa y de su propia familia, experimentó en ellas un consuelo tan grande como un mundano podría haber encontrado en cualquier plan hecho para su placer y ventaja.

Un Mercedario