San Francisco Javier, Murillo

Día 3

Mortificación

Debería ser nuestro principal empeño conquistarnos a nosotros mismos y, día a día, seguir aumentando en fuerza y perfección. Sin embargo, sobre todo, es necesario que nos esforcemos por vencer nuestras pequeñas tentaciones, como los arrebatos de ira, las sospechas, los celos, la envidia, la falsedad, la vanidad, los apegos y los malos pensamientos. Porque de esta manera adquiriremos fuerza para someter a las más grandes. – San Francisco de Sales

Un cierto fisonomista, al mirar a Sócrates, lo pronunció inclinado hacia la deshonestidad, la glotonería, la embriaguez y muchos otros vicios. Sus discípulos, enfadados por esto, quisieron tomar medidas drásticas contra el hombre que había hablado tan mal de su maestro. Pero Sócrates dijo: "Manténganse tranquilos, pues ha dicho la verdad. Yo habría sido justo el hombre que él describe, si no me hubiera entregado a la mortificación".

Cuando a un anciano monje le preguntaron cómo podía soportar el ruido de algunos niños pastores cerca de él, respondió: "Al principio estaba inclinado a decirles algo; pero reflexioné mejor y me dije a mí mismo: 'Si no puedo soportar algo tan pequeño como esto, ¿cómo soportaré pruebas mayores cuando lleguen a mí?'"

San Francisco Javier actuó de la misma manera en ciertas ocasiones y dijo que no debemos engañarnos; porque quien no se conquista a sí mismo en cosas triviales, no podrá hacerlo en asuntos más importantes

Un Mercedario