

San Vicente Ferrer, Giovanni Bellini
Día 28
Marzo: Mortificación
Todos tienen opiniones propias, ni esto se opone a la virtud. Es solo el amor y el apego que tenemos a nuestras propias opiniones, y el alto valor que les damos, lo que es infinitamente contrario a nuestra perfección. Este es el último obstáculo por abandonar, y la causa por la cual tan pocos son perfectos. - San Francisco de Sales
Este Santo logró abandonar este último obstáculo, de modo que una vez pudo escribir a un amigo que no tenía tal apego a su propia opinión como para desear mal a alguien que no la siguiera, y que no pretendía que sus sentimientos sirvieran como regla para nadie.
El venerable Padre Juan Leonardi, fundador de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios, aunque estaba dotado del más alto grado de prudencia y había llevado a cabo con éxito muchos asuntos de gran importancia, dependía tanto del consejo de sus súbditos, incluso de los jóvenes e inexpertos entre ellos, que nunca decidía sobre nada importante sin escuchar primero su opinión y obtener su aprobación. A menudo incluso seguía su juicio en preferencia al suyo propio.
El Padre Suárez, aunque poseía mucho talento y conocimiento, a menudo entregaba sus libros incluso a sus alumnos para ser revisados; y si alguno de ellos desaprobaba algo, lo modificaba con gran disposición. San Vicente Ferrer también tenía tan poco respeto por su propia opinión que entregaba sus escritos a sus compañeros para ser revisados, incluso cuando eran inferiores a él en conocimientos; y lo hacía no solo cuando era estudiante, sino después, cuando era conferenciante.
Un Mercedario