Glorificación de san Juan de la Cruz, Vicente Verdusán

Día 20

Marzo: Mortificación

No te fatigues en vano; pues nunca lograrás poseer verdadera dulzura espiritual y satisfacción, a menos que primero niegues todos tus deseos. - San Juan de la Cruz

El Abad Ellem, como leemos en las Vidas de los Padres, vio un panal colgando de una roca y algunas frutas que habían caído de un árbol, pero se abstuvo de ellos. Luego cayó en un sueño, del cual fue despertado por un Ángel, cuando se encontró junto a una fuente rodeada de las hierbas más frescas, algunas de las cuales comió, y declaró que nunca antes había probado una delicia tan grande.

Eriberto Rosveido relata sobre San Macario de Alejandría que, para vencer el sopor, que lo molestaba mucho, nunca entró en su celda durante veinte días y noches consecutivas; y cuando se vio obligado por necesidad a dormir, lo hizo con la cabeza apoyada contra una pared. También dice que, al ser gravemente asaltado por tentaciones sensuales, permaneció durante seis meses en un pantano, con su cuerpo desnudo expuesto a las picaduras de los mosquitos, que en esa región son tan grandes como avispas; y cuando salió estaba tan cubierto de hinchazones y llagas que parecía un leproso. El Santo también dijo una vez de sí mismo que nunca tomaba lo que deseaba ni de pan ni de agua, sino que siempre tomaba pan por peso y agua por medida; y que al mortificar sus apetitos de esta manera, mereció tantas gracias de Dios y avanzó tanto en el amor y el conocimiento de Él, que solía pasar días y noches enteros ininterrumpidamente en la más dulce contemplación.

Un Mercedario