San Doroteo de Gaza, Icono de 1547 en el Monasterio de Dionisio del Monte Athos

Día 16

Marzo: Mortificación

Quien desee avanzar en la perfección debería emplear una diligencia particular en no permitirse ser llevado por sus pasiones, las cuales destruyen con una mano el edificio espiritual que se eleva por los trabajos de la otra. Pero para tener éxito en esto, la resistencia debería comenzar mientras las pasiones aún son débiles; porque después de que están arraigadas y crecidas, apenas hay remedio. - San Vicente de Paúl

San Doroteo nos cuenta sobre un viejo monje que, caminando con uno de sus discípulos en un bosque de cipreses, le ordenó arrancar algunos de ellos, señalándole primero uno que apenas comenzaba a brotar del suelo; después, otro que había crecido en un arbusto; y finalmente, uno que era un árbol adulto. El discípulo se puso a trabajar y arrancó el primero con una mano y con toda facilidad posible; el segundo también con una mano, pero con cierta dificultad; para arrancar el tercero tuvo que intentarlo varias veces, con ambas manos y toda su fuerza. Pero cuando llegó al cuarto, se encontró con la verdadera dificultad; y aunque intentó una y otra vez, con toda su fuerza y de todas las maneras que su ingenio pudo sugerir, no pudo moverlo ni un poco del lugar. Entonces el anciano Santo dijo: "Ahora, hijo mío, es lo mismo con nuestras pasiones. Mientras son aún pequeñas, con un poco de vigilancia y mortificación uno puede fácilmente reprimir y deshabilitarlas; pero si las dejamos echar raíces en nuestras almas, no hay fuerza humana suficiente para vencerlas; requiere la mano omnipotente de Dios. Por lo tanto, hijo mío, si deseas adquirir virtud, observa los primeros movimientos irregulares de tu alma y procura reprimirlos prontamente, mediante actos contrarios, en su mismo nacimiento. De esto depende todo."

Un Mercedario