San Vicente de Paul, Juan Nepomuceno Herrera
Día 5
Febrero: Humildad
El arma más poderosa para vencer al diablo es la humildad. Porque, al no saber en absoluto cómo emplearla, tampoco sabe cómo defenderse de ella. - San Vicente de Paul
Cuando Macario regresaba un día a su celda, se encontró con el diablo, quien, con una guadaña en la mano, intentó cortarlo en pedazos. Pero no pudo hacerlo, porque tan pronto como se acercaba, perdía su fuerza. Luego, lleno de rabia, dijo: "Gran miseria sufro de ti, oh Macario; aunque deseo tanto lastimarte, no puedo. ¡Es extraño! Hago todo lo que haces, e incluso más; a veces ayunas, y yo nunca como; duermes poco, y yo nunca cierro los ojos; eres casto, y yo también. Solo en una cosa me superas." "¿Y cuál es esa cosa?" preguntó Macario. "Es tu gran humildad", respondió el demonio. Diciendo esto, desapareció y no se le volvió a ver.
Una vez, el diablo se presentó a un monje con la forma del Arcángel Gabriel y dijo que había sido enviado por Dios. El monje respondió: "¡Asegúrate de que no te envíe otro!" Y el diablo desapareció inmediatamente.
Cuando un anciano sacerdote estaba exorcizando a una persona poseída, el demonio dijo que nunca saldría si primero no le decía qué eran las cabras y qué eran los corderos. El buen sacerdote respondió rápidamente: "Las cabras son todos aquellos que son como yo. Lo que los corderos puedan parecer, solo Dios lo sabe." Al escuchar estas palabras, el diablo exclamó: "A través de tu humildad ya no puedo quedarme aquí" y se marchó inmediatamente.
Un Mercedario