Venerable Seraphina di Dio, Desconocido

Día 23

Febrero: Humildad

Si consideráramos bien todo lo que hay de humano e imperfecto en nosotros, encontraríamos demasiadas razones para humillarnos ante Dios y los hombres, incluso ante nuestros inferiores. - San Vicente de Paúl

Una santa mujer, después de haber pedido luz al Señor para conocerse bien, vio tanta fealdad y tantas miserias en su propio corazón que, no pudiendo soportar la visión, oró a Dios para que la liberara de tal angustia; porque dijo que si hubiera durado más tiempo, habría sucumbido bajo ella.

La venerable Madre Seraphina di Dio una vez tuvo una iluminación sobrenatural muy clara que le hizo ver su alma llena de tantas y tan abominables faltas que parecía como un receptáculo de todo lo que era sucio; y juzgó que debía ser aún peor en realidad; porque dijo: "Si tuviera más luz, vería más." "A menudo me ha pasado por la mente", agregó, "retirarme a alguna cueva, cuando pienso en lo poco que me ejercito en la virtud; en cuanto a la humildad, en particular, me parezco a mí misma un Lucifer. La religión es hermosa para aquellos que practican la virtud, pero no para mí, que solo cultivo vicios." Por lo tanto, cuando recibía insultos y desprecio, nunca se perturbaba ni se quejaba, sino que decía: "Hablan bien; hacen bien; eso me conviene bien." Ni siquiera cualquier adversidad o prueba en toda su vida fue suficiente para hacerla cambiar de opinión.

Un Mercedario