San Francisco de Sales dando la Regla de la Orden de la Visitación de Santa Maria a Santa Juana Francisca de Chantal, Noël Hallé
Día 20
Febrero: Humildad
Los misioneros deberían regocijarse al ser considerados pobres en talento, nacimiento y virtud, los desechos y escoria del mundo. Deberían alegrarse cada vez que surja alguna oportunidad de abyección y desprecio, incluso si no es solo para ellos mismos, sino que también se extiende a la Congregación. Y mediante esta prueba podrán saber qué progreso están haciendo en humildad. - San Vicente de Paúl
Este Santo, que conocía bien el gran valor de las humillaciones, las apreciaba tanto que un digno eclesiástico, que lo conocía a fondo, dijo que nunca había conocido a ningún hombre en el mundo, que fuera tan ambicioso de ascender y ser estimado y honrado, como este humilde siervo de Dios deseaba rebajarse y humillarse, y recibir humillación, confusión y desprecio, de manera que parecía haberlas elegido como su tesoro incluso en esta vida. Por esta causa, hacía todo esfuerzo por aprovechar todas las ocasiones de este tipo que pudieran presentarse, y de todo sacaba motivos para humillarse. Y con la misma seriedad con la que lo buscaba para sí mismo, también lo deseaba para su Congregación, a la que anhelaba ver despreciada y tenida en baja estima. Y siempre que esto sucedía, no dejaba de alegrarse un poco. Santa Juana Francisca de Chantal una vez emprendió un asunto de mucha importancia, y luego lo abandonó instantáneamente, al considerar que el éxito reflejaría gran crédito en ella misma. A aquellos que se preguntaban cómo había sido capaz de resolver y disponer de un asunto tan importante tan fácilmente, ella respondía: "Tan pronto como el esplendor de la majestad del Soberano se reveló ante mis ojos, quedé tan deslumbrada y cegada que ya no pude ver nada. ¡Ah!" repitió muchas veces, "el esplendor de las hijas de la Visitación es estar sin esplendor, y toda su gloria radica en la humildad y la abyección".
Un Mercedario