San Vicente de Paúl celebrando la Misa, Capilla de San Vicente de Paúl en París
Día 4
Diciembre: Unión
La conformidad con la voluntad de Dios es un medio muy poderoso para triunfar en todo género de tentaciones, para corregirse de toda especie de imperfecciones y para conservar la paz del corazón. Es al mismo tiempo un remedio muy eficaz para los males y el tesoro de un cristiano. Esta conformidad contiene eminentemente en sí la mortificación, la abnegación, la indiferencia, la imitación de Jesucristo, la unión con Dios y, generalmente, todas las virtudes; pues si son tales, es porque son conformes con la voluntad de Dios, que es el principio y la regla de toda perfección. - San Vicente de Paul.
Este Santo amaba tanto a esta virtud que se puede decir que ella fue su virtud propia y principal, y la que difundía sus influencias sobre todas las demás, la que daba movimiento a todas las potencias de su alma, el primer móvil de todos sus ejercicios de piedad, de sus más santas prácticas y de todas sus acciones. Así es que si se ponía en la presencia de Dios antes de sus actos, era para decirle como San Pablo: "Señor, ¿qué queréis que yo haga?" Si era fiel en consultar y escuchar a Dios, y si procuraba con tanto cuidado discernir los movimientos de la gracia y de la naturaleza, era para conocer la voluntad de Dios y ponerse en disposición de cumplirla. En fin, si aborrecía las máximas del mundo y estaba adherido fuertemente a las del Evangelio, si practicaba tan admirablemente la renuncia de sí mismo, si abrazaba con tanto afecto todas las cruces que el Señor le enviaba, y si quería hacer todo y sufrir todo por Dios, era siempre para conformarse con toda la perfección de que era capaz con todos los designios de Dios para con él y obtener la gracia de no querer jamás sino lo que él quería.
Oración final
Dios mío, permitid que nunca desee sino lo que Vos queráis y que busque conocer vuestra voluntad para cumplirla con el fin de agradaros.
Abad Lasausse